VINE EN MAYO
Era una mañana de lluvia infinita
que ralentizaba el camino de vuelta
al hogar que me vio nacer.
El destino cerraba el círculo
y me hizo recordar la niñez.
Cesó la lluvia...
Salí a la calle,
bajé la empinada cuesta
hasta llegar al camino embarrado.
El sonido de un suave oleaje
me inundó los sentidos.
Y ante mis ojos se mostró
ese mar de trigo verde
mecido por el viento
que me embriagó con su aroma.
Me maravilló el hermoso paisaje de mi tierra.
De regreso a casa podía contemplar
la vieja fortaleza...
Imponente y majestuosa,
coronaba el cúmulo de pequeñas casas,
a veces ocres, a veces blancas...
desordenadas, tan únicas,
tan bellas...
Vine en mayo...
©Eufrosina Amores (2021)
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